Monday 6 April 2020

CHARLAS EN LA CASA DE LA VIDA (2): El chiste más antiguo

Como material de apoyo para el vídeo Charlas en la Casa de la Vida (2): El chiste más antiguo, comparto con vosotros los siguientes materiales. En primer lugar, podéis ver el vídeo aquí.



El primero de estos materiales es la fotografía del papiro, P. Bibl. Nat. 198, II:



Y su transcripción jeroglífica:




A continuación comparto también mi transliteración y traducción, tal y como las podéis ver en el vídeo:

sDm
i r-Dd twk HDn.tw
He escuchado que estás enfadado

dik Sfyi m sHwr Xr s.t-r n tAy mdw.t-sbi
Tú has hecho que yo sea difamado con calumnia por la pronunciación de este chiste

i.Ddi n pA aA-n-St Hr tAy Sa.t
que yo dije al recaudador de impuestos en jefe en aquella carta.

iw m Hnwt-tAwy i.Dd ni i.Dd nhy n mdw.t-n-sbi n pA aA-n-St Hr tAyk Sa.t
pese a que fue Henuttawy la que me dijo: 
”Di algunos chistes al cobrador de impuestos en jefe en tu carta”

twk m tA sm n tA Hmt kAmn wa ir.t
Tú eres como el caso de la mujer ciega de un ojo,

wn m pA pr n wa rmT m 20 n rnp.t
que estuvo en la casa de un hombre durante 20 años.

iwf gm kt iwf Dd ns
y él, habiendo encontrado a otra, le dijo a ella:

iwi xAat yA twt m kAmn wa ir.t xrw
”Me divorciaré de ti, ya que eres ciega de un ojo, así es dicho”.

iws Dd nf
Y ella le dijo a él:

(i)n pA amw i.irk pAy m tAy 20 n rnpt i.iri m pAyk pr
“¿Éste es el descubrimiento que has hecho, en estos 20 años que he pasado en tu casa?”

ink pAy pA sbi i.iri irmk pAy
Yo soy así, y éste es el chiste que he hecho contigo.

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA EN EL VÍDEO:

McDOWELL, A. G. (1999): Village Life in Ancient Egypt. Oxford: Oxford University Press.
RAGAZZOLI, C. (2019): Scribes. Les artisans du texte en Égypte ancienne. Paris: Les Belles Lettres.
MENÉNDEZ, G. (2019): El artista en el Antiguo Egipto. Madrid: Dilema.

¡Espero que el vídeo os haya resultado interesante!


Monday 23 March 2020

LA LLAVE DE HAMUNAPTRA, ¿INSPIRADA EN UN RELOJ DE SOL DEL S. XVI? 🌟

[Nota inicial: la llave de Hamunaptra no es un objeto egipcio real. He visto que muchos lo habéis preguntado a través de redes sociales]


En estos días de confinamiento casero, un buen pasatiempo es desempolvar algunas de nuestras películas favoritas para disfrutarlas de nuevo. Y si hablamos de apasionados de la Egiptología, que sois quienes soléis visitar mi blog, es muy probable que entre estas películas se encuentre La Momia (1999). En dos posts anteriores os hablé ya de algunos detalles egiptológicos de estas películas, que podéis releer en los siguientes enlaces:

1- ¡Un libro enterrado a los pies de la estatua de Anubis!

2- Hierático en La Momia (1999): "La muerte es sólo el principio"

Hoy os traigo otro tipo de curiosidad, no precisamente egiptológica en esta ocasión, pero espero que os resulte interesante igualmente. Hace unas semanas, antes de que comenzase esta locura en la que nos vemos sumidos, fui invitada a impartir una conferencia en Oxford.

Puente de los Suspiros, al atardecer.

Decidí entonces aprovechar y pasar unos cuantos días en la ciudad (que no visitaba desde los quince años, en que pasé allí un verano aprendiendo inglés). Visité los museos habituales, como el Ashmolean con su fantástica colección egipcia, o los museos gemelos de Ciencias Naturales y de antrolopología Pitt Rivers, así como otros menos conocidos, como el museo de Historia de la Ciencia.

Museo de Historia de la Ciencia (derecha, con dos pancartas en la valla) junto al Sheldonian.

Este museo se encuentra en el edificio que originalmente ocupaba el Ashmolean Museum a su apertura en 1683, y cuenta con espléndidas colecciones de instrumentos científicos de distintas disciplinas. Por ejemplo, en su sótano, que durante más de 150 años fue un laboratorio de química, podemos ver interesantes colecciones de instrumentos empleados en medicina, así como una pizarra con anotaciones originales de Albert Einstein, de una conferencia que impartió en la Universidad de Oxford el 16 de mayo de 1931. Pero los objetos que me interesan hoy aquí son los centenares de instrumentos astronómicos conserva el museo, desde astrolabios de varios orígenes geográficos y cronologías, a relojes de sol. 

Me detengo un momento aquí para regresar a la película de La Momia (1999). Como todos recordaréis, a comienzos de la película conocemos a la bibliotecaria del Museo de El Cairo, Evelyn Carnahan, y a su liante hermano Jonathan. Tras la inolvidable escena de la biblioteca, Jonathan le presenta a Evie uno de sus últimos hallazgos procedente de "una excavación en... uhm... Tebas". Se trata de una curiosa cajita octogonal metálica que, al abrirse, muestra un mapa con la localización de la ciudad perdida: 

Evie y Jonathan tratando de averiguar cómo funciona la cajita
La cajita cerrada
La cajita, que resulta ser una especie de llave multiusos que abre todo lo vinculado a Hamunaptra, desde el "Libro de los Muertos" al sarcófago en el que ha sido enterrado Imhotep, tiene la siguiente apariencia cuando, ya abierta, se utiliza como llave: 

La llave, utilizada para abrir el sarcófago de Imhotep.
Otra vista
(Fuente: https://www.yourprops.com/Book-of-the-Dead-Key-original-movie-prop-The-Mummy-1999-YP72082.html

Sobre la base encontramos dos figuras sentadas que representan al dios Anubis y a una divinidad no identificada (signo A40 de la lista de Gardiner, aunque en este caso con un ureo en la frente, quizá representando a un rey), rodeando una columna de texto en la que leemos lo siguiente:

ḏd mdw ỉn nswt-bỉty Mn-Mȝˁ.t-Rˁ  (pronunciación convencional: Djed medu in nesut-bity Menmaatra)

"Palabras dichas por el Rey del Alto y el Bajo Egipto Menmaatra", es decir, Seti I, que es precisamente el faraón que es asesinado por Imhotep al comienzo de la película.  

Volvamos ahora al Museo de Historia de la Ciencia de Oxford. Entre una miríada de astrolabios, un objeto llamó mi atención en mi visita de hace unas semanas. Aquí podéis ver la vitrina:

Vitrina en el Museo de Historia de la Ciencia... ¡un momento! 

Entre astrolabios, esferas armilares, y demás instrumentos, había un curioso objeto metálico, una especie de cajita de forma octogonal colocada sobre una base, y con una serie de protuberancias triangulares en sus lados. Os muestro varias vistas del objeto desde distintos ángulos a continuación:





¿Qué sería tan curioso objeto? Si os fijáis en los detalles que presenta en su superficie podréis ver que se trata de un complejo reloj de sol. La pieza está hecha de latón dorado, y muestra en su base el escudo de armas del cardenal Wolsey (1473–1530), que fue consejero del rey Enrique VIII de Inglaterra... hasta que dejó de serlo. Aunque el instrumento no está firmado, se ha atribuido su construcción al matemático alemán Nikolaus Kratzer (c. 1487–1550), que fue llamado a Oxford por Wolsey para impartir clase de matemáticas. Lo que vemos tanto en las caras pequeñas como en los dos lados octogonales son nueve relojes de sol distintos. El instrumento está hecho para ser utilizado a una latitud de unos 52 grados, es decir, la latitud de Oxford, por lo que fue probablemente elaborado durante su estancia en la ciudad. Kratzer llegaría a convertirse en el astrónomo de la corte de Enrique VIII, y fue retratado por el pintor Hans Holbein (1497–1534):

Nikolaus Kratzer retratado por Hans Holbein el Joven en 1528
(Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/Nicholas_Kratzer#/media/File:Nicholas_Kratzer_by_Hans_Holbein_the_Younger.jpg)

En este retrato, Kratzer aparece representado fabricando sus instrumentos, como podéis ver en el siguiente detalle:

Detalle del retrato de Kratzer.
(Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Hans_Holbein_d._J._-_Portrait_of_Nikolaus_Kratzer_(detail)_-_WGA11531.jpg)

Regresando a la llave de Hamunaptra en La Momia (1999), ¿pudieron los creadores de la película inspirarse en este tipo de instrumentos a la hora de crear este objeto que ya forma parte de nuestro imaginario "egiptomaníaco"? Aquí os dejo mi répica de la llave de Hamunaptra, y de nuevo otra vista del reloj de sol de Kratzer. Tanto el tamaño, como la forma, estilo de decoración, como la apariencia de la llave cuando está abierta recuerdan mucho al reloj de sol. ¿Coincidencia? Vosotros diréis 😉



🌑🌒🌓🌔🌕🌖🌗🌘🌑
¡Espero que os haya gustado este pequeño artículo! Muchos ánimos en este periodo de cuarentena, cuidaos mucho y recordad que #yomequedoencasa, ¡pero con mucha Egiptología!


PARA SABER MÁS:

Como todo el resto de museos, el Museo de Historia de la Ciencia de Oxford se encuentra ahora mismo cerrado al público, pero podéis visitar virtualmente sus colecciones a través de su página web, aquí: https://www.hsm.ox.ac.uk/

La información para este artículo la he sacado de la pequeña guía de curiosidades del museo, editada por su directora, Silke Ackermann, bajo el título Director's Choice: Museum of the History of Science Oxford (Londres: Scala Arts & Heritage Publishers, 2016), pp. 12–13.

Friday 20 March 2020

LAS TABLILLAS ASTRONÓMICAS STOBART 📜💫

¡Feliz equinoccio de primavera! 

Una manera de afrontar este confinamiento es mirando al cielo. Uno de los documentos más importantes para el estudio de la astronomía en el Egipto grecorromano son las llamadas Tablillas Stobart. 


Las tablillas fueron compradas en Tebas en la segunda mitad del s. XIX, y actualmente se encuentran en el Wolrd Museum de Liverpool. Se trata de cuatro tablas designadas como A, C1, C2, y E, formadas por un marco de madera que sostiene una lámina de madera cubierta de yeso por ambas caras. 



Cada cara está dividida en cinco columnas. Las tablas recogen las entradas de los cinco planetas conocidos entonces (Saturno, Jupiter, Marte, Venus y Mercurio, en este orden) en cada signo zodiacal para los años 4º de Vespasiano a 17º de Adriano (71–132 d. C.). Cada entrada comienza con una fecha, que podeis ver en las imágenes escrita en rojo. Cada sección debajo de la indicación del año corresponde a un planeta, cuyo nombre aparece en la primera línea, con el determinativo de una estrella (recordad que el demótico se escribe de derecha a izquierda, por lo que la estrella aparece a la izquierda de la palabra). Debajo del nombre del planeta tenemos los datos en tres columnas, de derecha a izquierda, indicado el mes, el día, y el signo zodiacal. La sección correspondiente a cada planeta está separada por una línea horizontal. Al indicarse sólo la entrada en cada signo, los planetas rápidos como Mercurio y Venus tienen más entradas que los lentos, como Saturno, que no suele cambiar de signo zodiacal más de una vez al año. Estas tablas fueron utilizadas probablemente por astrónomos/astrólogos (recordad que no existía diferencia entre ambos conceptos en la Antigüedad) para confeccionar horóscopos, es decir, el destino de una persona según los signos en los que se encontrasen los planetas en el momento de su nacimiento.


Como curiosidad, cuando fui a hacer la entrevista de trabajo que resultaría en mi contrato como profesora en la Universidad de Liverpool, lo primero que hice antes de irme al campus fue visitar el World Museum para ver por primera vez en persona las Tablillas Stobart. ¡Creo que me dieron buena suerte!

[Todas las fotos que veis en este post son hechas por mí]

PARA SABER MÁS:

NEUGEBAUER, O. (1942): "Egyptian Planetary Texts", en Transactions of the American Philosophical Society, new series volume 32.2, pp. 209–250.

PARKER, R. y O. NEUGEBAUER (1969): Egyptian Astronomical Texts III: Decans, Planets, Constellations and Zodiacs, Providence: Brown University Press, pp. 232–235.

Sunday 15 March 2020

BABUINOS, Y THOTH COMO SEPARADOR DE LAS LENGUAS 📜👅

Uno de los aspectos más bonitos de la investigación es el encontrar, de forma inesperada, detalles curiosos que uno desconocía hasta ese momento. En la literatura egipcia demótica existe una composición llamada la Historia de Peteisis, en la que un sacerdote llamado Peteisis descubre a través de un fantasma que le quedan únicamente 40 días de vida. Aunque apenado por la situación, decide preparar su propio entierro durante esos días. Tras un episodio en el que utiliza magia para convencer al administrador del templo de que le dé dinero a cambio de unos libros, Peteisis crea una serie de figuritas de cera a las que da vida, para que oficien su funeral. Entre ellas crea dos babuinos a los que encarga que copien 70 historias (tantas como días dura la momificación), y se las cuenten a su esposa Sakhminofret una vez él haya muerto. Estas historias cortas tratan sobre las virtudes y vicios de las mujeres, y aunque no se ha conservado el final del relato, es posible que tuviesen como objetivo transmitir un conocimiento a Sakhminofret que quizás ayudase a Peteisis a volver a la vida.

Uno de los aspectos más interesantes de este relato es el papel de los dos babuinos. Para los egipcios antiguos los babuinos eran los adoradores del sol por excelencia, debido a los "cantos y danzas" que realizan cuando sale el sol. Esta cercanía al dios del Sol los convertía en poseedores de conocimiento religioso secreto para los seres humanos. Existía la idea de que tenían un lenguaje secreto, otorgado por Thoth (no en vano el babuinos es uno de los animales de este dios), que era el lenguaje divino de los dioses. Algunos textos indican que el faraón era capaz de entender y hablar este lenguaje. Algunos babuinos, conectando con la Historia de Peteisis, eran considerados capaces de escribir.

Y aquí pasamos a la frase en jeroglíficos (transcrita de un original hierático) que os traigo hoy. Como he dicho ya, los egipcios consideraban que existía un lenguaje divino que era el hablado por los babuinos, y que fue inventado por Thoth, el dios de la sabiduría. No obstante, Thoth es también quién inventó la lengua hablada por los hombres en Egipto, y su escritura. En el Reino Nuevo encontramos fuentes que nos hacen pensar que además de la lengua egipcia, Thoth era considerado como el creador de las lenguas de los países extranjeros también. Así pues, en la frase que nos ocupa, que procede del óstracon Steindorff, línea 6, leemos:



Explicación gramatical: la frase comienza con una interjección (formada por la forma subjuntiva del verbo nD, literalmente "Podría preguntar sobre ti") invocando al dios Thoth en su forma lunar. El nombre del dios en vocativo es seguido por el participio perfectivo activo del verbo wp "abrir, separar", cuyo objeto directo es un sintagma nominal formado por el sustantivo ns más el genitivo indirecto n xAs.t. La frase termina con un complemento circunstancial de separación formado por la preposición r más el sustantivo femenino k.t utilizado de forma pronominal, sustituyendo al término femenino xAs.t.

Según los egipcios a partir del Reino Nuevo, el hecho de que cada país hablase un idioma distinto se debía a que su lengua (órgano) era diferente, había sido diferenciada por el dios Thoth, anatómicamente. La primera mención a la separación de las lenguas aparece en un himno de Amarna, y esto es muy curioso, ya que es precisamente en ese periodo cuando en el propio Egipto se dio una situación de separación lingüística, ya que comenzó a ponerse por escrito el neoegipcio, mientras que el egipcio medio quedó para textos de carácter religioso y monumental. El egipcio medio quedó pues como lengua sagrada (no en vano era llamada, junto con la escritura jeroglífica mdw.w nTr "palabras del dios").

PARA SABER MÁS:

ČERNY, J. (1948): "Thoth as Creator of Languages", en JEA 34, pp. 121-122.
SAUNERON, S. (1960): "La différenciation des langages d'après la tradition égyptienne", en BIFAO 60, pp. 31-41.
TE VELDE, H. (1988): "Some remarks on the Mysterious Language of the Baboons", en J. H. Kamstra, H. Milde y K. Wagtendonk (eds.), Funerary Symbols and Religion: essays dedicated to professor M. S. H. G. Heerma van Voss on the occasion of his retirement from the Chair of the History of Ancient Religions at the University of Amsterdam, Kampen: J. H. Kok, pp. 129-137.


Thursday 9 January 2020

Cleopatra: erudita, mecenas, reina

Por Marina Escolano-Poveda (Universidad de Liverpool – Eberhard Karls Universität Tübingen)


Moneda con representación de Cleopatra, acuñada en Alejandría 
Foto: The British Museum

Alejandro Magno conquistó Egipto en el año 332 a. C., alterando por completo el panorama político del Mediterráneo y del Próximo Oriente en los siguientes siglos. Uno de los generales de Alejandro, Ptolomeo Lagos, identificó Egipto como una de las áreas más ricas del imperio de Alejandro. Primero sirvió como regente, con el título persa de sátrapa, del medio-hermano de Alejandro, Filipo, y de su hijo, Alejandro IV, pero pronto tomó el trono para sí mismo, inaugurando una nueva dinastía que gobernaría Egipto en las siguientes tres centurias. Todos los reyes posteriores de la dinastía llevaron el nombre de Ptolomeo en referencia a Ptolomeo Lagos, distinguiéndose los unos de los otros mediante epítetos. 

Tan notables como los reyes ptolemaicos fueron las reinas de la dinastía. La reina cuya memoria ha persistido como el personaje más notorio del periodo tras Alejandro mismo es Cleopatra VII. Hija de Ptolomeo XII, Cleopatra reinó como la última monarca de la dinastía antes de que Egipto se convirtiera en provincia del imperio romano. El poder de Egipto había disminuido notablemente cuando Ptolomeo XII asumió el trono, desde su momento de auge a comienzos de la dinastía. Roma llevaba inmiscuyéndose en los asuntos egipcios desde el siglo II a. C., estando íntimamente involucrada tanto en los asuntos internos como externos de la dinastía ptolemaica. Tras la muerte de Ptolomeo XII, Julio César y Gneo Pompeyo asumieron los problemas dinásticos entre Cleopatra y su hermano Ptolomeo XIII dentro de sus propias disputas. Cuando Ptolomeo XIII asesinó a Pompeyo, César tomó partido por Cleopatra. Ptolomeo XIII fue derrotado y asesinado. 

Cleopatra entonces se casó con su otro hermano, Ptolomeo XIV, quien sólo vivió unos pocos años más. En este momento ella estaba involucrada en una relación amorosa con César, con quien había tenido un hijo, Ptolomeo XV, conocido como Cesarión ("el pequeño César"). César fue asesinado en Roma en el 44 a. C., comprometiendo la posición de Cleopatra en la arena internacional. La reina se alió entonces con Marco Antonio y lo apoyó en sus campañas militares. Tuvieron tres hijos, y Egipto disfrutó de paz durante en torno a una década. Esta situación cambió cuando Octaviano, el hijo adoptivo de César, se presentó como el legítimo sucesor de César y declaró la guerra contra Cleopatra y Marco Antonio. Octaviano los derrotó finalmente en la batalla de Accio en el 31 a. C., y Cleopatra puso fin a su vida unos meses más tarde. 

Cleopatra VII con Ptolomeo XV Cesarión en la pared posterior del templo de Hathor en Dendera Foto: Marina Escolano-Poveda


Tras la victoria de Octaviano, diferentes poetas romanos narraron los eventos que llevaron a la anexión de Egipto por Roma. Los primeros pertenecían al círculo de Octaviano, que se convertiría en el emperador Augusto, en los años inmediatamente posteriores, pero el relato fue contado repetidas veces a lo largo de los siguientes siglos. En estas narrativas, los poetas representaron a Julio César y a Marco Antonio, ambos compatriotas romanos, de forma positiva, pese a que la representación de Marco Antonio siempre fue menos heroica. El personaje de Cleopatra es generalmente representado como una mujer excesivamente ambiciosa, hedonista, y en definitiva una seductora que manipuló a ambos hombres para conseguir sus objetivos. Autores como Virgilio, Flavio Josefo, Plutarco y Dion Casio elaboraron distintos retratos de la reina, pero sólo describieron sus amoríos con los dos romanos. La trágica historia de amor con César y Marco Antonio sobrevivió como el único foco de su narrativa en la tradición occidental, desde Shakespeare a Mankiewicz. 

Sin embargo, una tradición completamente diferente y menos conocida sobre Cleopatra ha llegado hasta nosotros a partir de unas cuantas fuentes griegas de los primeros siglos de nuestra era, retomada más tarde por autores árabes. Mientras que la perspectiva occidental sobre Cleopatra se originó en Roma––con la reina como figura opuesta al ideal de la matrona romana––esta tradición alternativa transmitida a través de los textos griegos parece haber sido creada en Egipto, y haber derivado, al menos en parte, de la imagen de sí misma creada por Cleopatra misma dentro del país del Nilo durante su reinado. Las referencias a la vida amorosa de Cleopatra, o incluso a su aspecto físico, están completamente ausentes en esta tradición. En su lugar, la reina es presentada como una erudita y una profesora, competente en campos como la medicina, la magia, y la alquimia, y participando en intercambios intelectuales con otros filósofos. 


"La creación de oro de Cleopatra," dibujo del manuscrito Marcianus graecus 299, fol. 188v
   Foto: M. Berthelot, y C. E. Ruelle. Collection des anciens alchimistes grecs I, Introduction. Paris: Georges Steinheil, 1887. p. 132, fig. 11

En la tradición alquímica temprana, una tal Cleopatra que podría identificarse con la reina ptolemaica aparece mencionada junto a otras figuras históricas y míticas––Isis, Hermes, y María la Judía––todas ellas practicantes de alquimia. Alquimistas históricos, como Zósimo de Panópolis, se refieren a estos autores como fuentes de autoridad. Existen dos obras alquímicas conocidas en griego que se refieren directamente a Cleopatra. La primera es una única página con diagramas transmitida como parte del manuscrito bizantíno Marcianus graecus 299, que data del s. X o XI d. C. La página se llama "La creación de oro de Cleopatra", y los diagramas que aparecen en ella representan axiomas alquímicos, un uróboro, y diferentes representaciones de aparatos alquímicos. La segunda obra es un tratado en el que un sumo sacerdote y filósofo llamado Comario enseña a Cleopatra, que es llamada "Cleopatra la Sabia", el arte divino de la producción de la piedra filosofal. Ella pone estas instrucciones en práctica. El texto continúa con la instrucción de Cleopatra en forma de diálogo con un grupo de filósofos, incluyendo, anacrónicamente, a Ostanes, el sabio persa. Este diálogo es conocido también en árabe. En posteriores fuentes árabes medievales Cleopatra es descrita como una hábil gobernante, una científica, y una gran constructora, a la que se atribuye de forma errónea la construcción del Faro de Alejandría. Se le atribuyen tratados sobre remedios y cosméticos, medicina, matemáticas y toxicología. El Romance de la Reina Qaruba, escrito en árabe, mezcla elementos de la vida real de Cleopatra con historias de ficción, de forma similar al Romance de Alejandro, escrito en griego en época ptolemaica, que fue muy popular en la Edad Media. 

Mientras que esta tradición paralela también ofrece una imagen idealizada de la reina, revela aspectos de su vida más allá de su vínculo con Roma. Incluso si Cleopatra no llegó a ser tan gran erudita, esta tradición parece atestiguar su mecenazgo de las actividades intelectuales en su corte. La incorporación de esta tradición menos conocida a la investigación histórica sobre Cleopatra amplía y matiza nuestro conocimiento sobre su vida, y sobre la tradición posterior sobre ella. 

Lecturas recomendadas 

Chauveau, Michel. Cleopatra: Beyond the Myth. Ithaca: Cornell University Press, 2002. 

El Daly, Okasha. Egyptology: The Missing Millennium : Ancient Egypt in Medieval Arabic Writings. Londres: UCL Press, 2005. Ver especialmente las pp. 131–137. 

Lindsay, Jack. The Origins of Alchemy in Graeco-Roman Egypt. Londres: Muller, 1970. Ver especialmente las pp. 253–277. 

Tyldesley, Joyce A. Cleopatra: Last Queen of Egypt. New York: Basic Books, 2008. 

[Este artículo es una traducción al español de mi artículo para la web del American Research Center in Egypt, publicado aquí]

Friday 27 July 2018

ECLIPSES DE LUNA 🌙

Hoy traigo un fragmento de papiro para enseñaros como se decía eclipse y disco lunar en demótico. Se trata del llamado Papiro de Presagios de Viena, que data del s. II d. C., aunque según su editor, Richard Parker, el texto debió componerse originalmente antes del s. III a. C. en Egipto, utilizando modelos babilonios anteriores al s. IV a. C., probablemente del s. VI a. C. Esto se debe a que el texto no contiene referencias al zodiaco, que aparece por prometa vez en Babilonia en el s. IV a. C., y fue introducido después en Egipto. Un elemento que demuestra que el papiro utiliza modelos babilonios es que en su segunda columna contiene una tabla en la que presenta una concordancia entre los meses babilonios y los egipcios, empezando por Nisan, el primer mes del calendario babilonio. 



Vayamos al fragmento que os traigo, que corresponde a las líneas 24 a 31 de la columna tercera. Siempre que veáis un papiro demótico con márgenes marcados con líneas, podéis datarlo en la época romana, ya que esta práctica no se hacía anteriormente. Observemos el texto. Os he marcado una serie de palabras, cuya lectura (siempre de derecha a izquierda) es:

- En verde: jr AbA, que significa "eclipsar, hacer eclipse". 
- En rojo: jtm, "disco", palabra que procede del egipcio antiguo jtn, de donde viene el nombre del dios Atón como disco solar. 
- En azul: jaH, "luna". Así pues, con el término anterior leemos "el disco de la luna".
- En amarillo: smd.t "día 15 del mes lunar", que correspondía con la luna llena. Como sabéis, los eclipses lunares sólo se producen con luna llena. 

El texto se encuentra en un estado muy fragmentario, pero lo que podemos leer a partir de todos los fragmentos conservados muestra que se trata de explicaciones sobre los eclipses lunares y solares y sus presagios según el mes y la hora en que se producen. Lo interesante es que, además de Egipto, otros países son mencionados como afectados por estos presagios, como Siria o Creta. El conocimiento científico en la Antigüedad no era algo estático, sino un flujo de ideas que circulaban entre regiones, siendo traducido y ampliado en distintas lenguas, y en distintos contextos. 

BIBLIOGRAFÍA: la edición del texto la tenéis en R. Parker (1959): A Vienna Demotic Papyrus on Eclipse- and Lunar Omina, Providence: Brown University Press.

Wednesday 11 July 2018

Guía para estudiar Egiptología 📜🔍




La Egiptología es una disciplina que goza en todo el mundo de un gran interés por parte del público en general. Las publicaciones divulgativas sobre la historia del país del Nilo desaparecen rápidamente de las estanterías de quioscos y librerías, los documentales son consumidos con avidez, y las salas de conferencias se llenan de personas amantes de esta cultura, con ganas de aprender más sobre ella. No obstante, en el caso de España el interés general por la Egiptología no ha ido acompañado, por distintos motivos históricos, de un desarrollo de la disciplina a nivel académico equivalente al existente en otros países. Por ello, pese a que el acceso a publicaciones egiptológicas y otros materiales de carácter más o menos divulgativo se ha hecho cada vez más sencillo gracias, sobre todo, a Internet, el estudiante que se plantea la Egiptología como algo más que una afición se suele ver sumergido en un mar de dudas sobre el camino a seguir para conseguir su objetivo. Las siguientes líneas pretenden aportar un poco de luz sobre las opciones disponibles hoy en día para el aspirante a egiptólogo profesional, y se fundamentan totalmente en mi experiencia personal en los años que llevo dedicada a esta disciplina. Son por tanto subjetivas, y otros podrán aportar perspectivas distintas.

1. REQUISITOS PARA SER EGIPTÓLOGO

Como en cualquier disciplina, ya sea científica o humanística, existen una serie de conocimientos y habilidades necesarios para el correcto desempeño de la misma. En el caso de la Egiptología, una orientación sobre cuáles son estos requisitos nos la dan, por ejemplo, los planes de estudios de los programas de doctorado en Egiptología que se ofrecen en distintas universidades a nivel mundial. Como se verá más adelante (punto 3), antes de acceder al status de estudiante de doctorado en Egiptología, las universidades que ofrecen programas de postgrado (“graduate studies” en inglés) en Egiptología requieren que sus alumnos aprueben una serie de exámenes que demuestran que cuentan con los conocimientos necesarios en distintas áreas de la disciplina para afrontar y completar con éxito una investigación, como es la elaboración y redacción de una tesis doctoral. Estos requisitos se dividen generalmente en tres áreas.

1.1 Lenguas modernas

La Egiptología, debido a su evolución histórica como disciplina académica, tiene como lenguas oficiales para sus publicaciones científicas el inglés, el francés y el alemán. El conocimiento de estas lenguas, a un nivel avanzado en el caso de al menos una de ellas, y a nivel de lectura por lo menos en el caso de las otras dos, es necesario para poder acceder a la bibliografía egiptológica de todos los periodos. A diferencia de lo que ocurre en disciplinas científicas como puedan ser las matemáticas o la medicina, en Egiptología las publicaciones de hace dos siglos siguen siendo en muchos casos totalmente vigentes, y necesarias para cualquier investigación, y generalmente no existe ninguna posibilidad de que estén traducidas a otras lenguas. En el caso de las publicaciones especializadas modernas ocurre algo similar, ya que las tiradas suelen ser cortas, y por tanto no compensa a las editoriales realizar traducciones. Un ejemplo de esto son los principales diccionarios de lengua egipcia, como el Wörterbuch der ägyptische Sprache, en seis volúmenes, que aún hoy es el diccionario más completo existente para esta lengua, y que está escrito en alemán. 

Algunas áreas dentro de la Egiptología cuentan con bibliografía escrita en una lengua en particular, debido a que existe una tradición de investigadores de determinadas regiones o universidades dedicados a su estudio en particular. Así pues, la filología o la religión egipcia cuentan con un gran porcentaje de bibliografía en alemán, mientras que las inscripciones ptolemaicas han sido publicadas tradicionalmente por egiptólogos franceses, aunque en los últimos años se están añadiendo numerosas publicaciones fundamentales en esta área en lengua alemana. Algunas otras lenguas, por contacto con otras disciplinas, son también utilizadas en la publicación de determinados trabajos. Por ejemplo, los estudios de textos demóticos procedentes de excavaciones arqueológicas italianas han sido publicados en italiano, algo que no debería sorprendernos debido al contacto de los estudios demóticos con la papirología griega, donde el italiano es una de las lenguas científicas.

En resumen, el aspirante a egiptólogo ha de ser consciente de que tarde o temprano deberá enfrentarse al aprendizaje de estas lenguas, por lo que es recomendable iniciarlo lo más pronto posible. En el caso de algunos programas de doctorado, el conocimiento de estas lenguas es evaluado mediante exámenes, y no se permite acceder a la fase de redacción de la tesis doctoral hasta que estos exámenes han sido realizados con éxito.

1.2 Lenguas antiguas

Afortunadamente para los estudiosos del Egipto antiguo, esta civilización nos ha legado un volumen inmenso de textos que nos permiten acceder al conocimiento de muchos aspectos de su historia, cultura, sociedad, etc. Estos textos están escritos en diversas lenguas, y en diferentes escrituras, que el egiptólogo ha de conocer. Debido precisamente al carácter ubicuo de los textos en la cultura egipcia, la formación de los egiptólogos tiene una importante base filológica. Así pues, todo egiptólogo, esté o no especializado en lengua egipcia, ha de estudiar todos los estadios por los que pasó la lengua egipcia en su evolución histórica (egipcio antiguo, egipcio medio, neoegipcio, demótico y copto). La lengua egipcia fue escrita en cuatro escrituras diferentes, la jeroglífica, la hierática, la demótica, y la copta, que es el alfabeto griego más la incorporación de una serie de signos procedentes del demótico para designar sonidos inexistentes en la lengua griega. El egiptólogo ha de conocer también estas escrituras para poder leer los textos en su formato original.

Además del egipcio antiguo, el aprendizaje de otras lenguas antiguas es recomendable, y en algunos casos fundamental, en función de cuál sea el ámbito de especialización por el que se opte. En el caso del estudio del Egipto del Reino Nuevo, es interesante el conocimiento del acadio, ya que permite acceder a toda la documentación diplomática de la época, escrita en esta lengua. En el caso del estudio del primer milenio a. C., y especialmente de la Baja Época, el estudio del arameo es también interesante, ya que ésta fue durante ese periodo la lengua de la administración del Egipto dominado por los persas. Para el estudio del Egipto grecorromano, el conocimiento de griego es fundamental, ya que ésta será la lengua de la administración, al estar integrado Egipto en el contexto helenístico. Con la conquista romana, Egipto seguirá manteniendo el griego como lengua administrativa, y el latín aparece en el registro papirológico de forma marginal.

1.3 Disciplinas dentro de la Egiptología

Además de la dedicación al estudio de la lengua egipcia y otras lenguas antiguas, el egiptólogo ha de formarse en otros aspectos de la disciplina, como son el arte, la historia, o la arqueología del Egipto antiguo. Es innegable que las disciplinas que se encuadran dentro del estudio de cualquier civilización antigua son innumerables, y que un único investigador no puede formarse en todas ellas. No obstante, es necesario que el aspirante a egiptólogo tenga por lo menos un conocimiento de base de estas disciplinas, que en muchos casos se entrelazan en la investigación, aportando datos complementarios. Además de esta formación de base, el egiptólogo se especializa en un aspecto concreto, como puede ser el estudio histórico del Egipto de un periodo determinado, el análisis del arte de una época en concreto, o una de las fases de la lengua y escrituras egipcias. La especialidad en estas disciplinas dentro de la Egiptología implica, además, la adquisición de conocimientos superiores en disciplinas como la Historia del Arte, la Historia, o la Arqueología (muchos egiptólogos realizan estos estudios a nivel de grado, y después se especializan en Egiptología a nivel de postgrado).

Además del estudio del Egipto antiguo, el aspirante a egiptólogo deberá conocer la historia del Próximo Oriente antiguo y del Mediterráneo, ya que se trata de áreas en continuo contacto, y con continuas influencias. Muchos programas de estudios en Egiptología ofrecen asignaturas de historia del Próximo Oriente, así como de las lenguas de estas regiones.

2. POSIBILIDADES EN ESPAÑA PARA ESTUDIAR EGIPTOLOGÍA

Una vez enumeradas de forma breve las áreas de estudio dentro de la Egiptología, surge la pregunta de cómo y dónde puede un aspirante a egiptólogo formarse en todos estos campos. Tradicionalmente, como se ha apuntado arriba, España no ha sido uno de los países de desarrollo de la Egiptología como disciplina académica. No obstante, en los últimos años las posibilidades de formación en nuestro país se han multiplicado, tanto en cantidad como en calidad, y es posible realizar estudios a distintos niveles. Al margen de los innumerables cursos y eventos dirigidos al público en general que tienen lugar en muchas ciudades, disponemos hoy en día de posibilidades a nivel universitario.

En primer lugar cabe destacar que la carrera de Egiptología a nivel de grado no existe en España. Esto, que podría parecer un gran inconveniente, no lo es tanto si se mira con perspectiva. En muchos países, como por ejemplo en Estados Unidos, los estudiantes realizan estudios de grado en una disciplina relacionada, y efectúan la transición a la Egiptología a nivel de postgrado. Así pues, los programas de postgrado en estos lugares están diseñados a modo de “segunda carrera” o máster intensivo, donde se proporciona toda la formación necesaria para ser egiptólogo. Volviendo a España, los estudios de grado más recomendables para después continuar con estudios de Egiptología son los de Historia o Arqueología, en función de cuáles sean los intereses del aspirante a egiptólogo, pero también son interesantes los de Filología Clásica, o incluso disciplinas científicas, ya que muchos investigadores se especializan en el estudio de elementos como los restos humanos o animales. 

Durante el desarrollo de sus estudios de grado, el aspirante a egiptólogo dispone hoy en día de acceso en muchas universidades y centros académicos a cursos de lengua egipcia u otras lenguas antiguas, así como seminarios especializados en Egipto y en la historia del Próximo Oriente antiguo. Es interesante que el estudiante se forme en estos ámbitos (y en lenguas modernas, como se ha indicado arriba), durante el estudio del grado, ya que podrá conocer con más exactitud qué áreas de especialización le interesan más, y podrá acceder con mayor facilidad a los estudios a nivel de postgrado. Esto se debe a que, por una parte, muchos programas de postgrado en Egiptología presentan requisitos de acceso como son el conocimiento del egipcio medio, y por otra, estos programas tienden a ser muy competitivos en cuanto al acceso a las plazas, por lo que cuanto mejor sea la formación de base del estudiante, más posibilidades tendrá de ser admitido en el programa.

A nivel de postgrado, existe hoy en día en España el Máster y Programa de Doctorado en Egiptología ofrecido por la Universidad Autónoma de Barcelona, que ha dado lugar ya a varias promociones de investigadores que han realizado y están realizando sus tesis doctorales, y que en muchos casos se han incorporado a proyectos de investigación nacionales e internacionales. Otras universidades dispones de másters propios en Egiptología. Esto significa que son títulos de máster que no dan acceso a doctorado, algo a tener muy en cuenta, ya que para dedicarse a la Egiptología de forma profesional uno ha de tener el doctorado. 

3. ESTUDIOS EN EL EXTRANJERO
 
Como decíamos antes, España se ha incorporado a la Egiptología académica con posterioridad a otros países, y por ello, en nuestro país, esta disciplina es todavía joven. Pese a los muchos y excelentes avances llevados a cabo en los últimos años, la especialización en algunas áreas de la Egiptología no es todavía posible en España por falta de especialistas y de bibliotecas que dispongan de suficientes fondos. En otros casos, un determinado estudiante puede querer formarse bajo la tutela de un profesor en particular, debido a su especialidad. Así pues, los estudios en el extranjero siguen siendo un camino importante, y a veces imprescindible, en la formación del aspirante a egiptólogo. Dar el “salto” fuera del país es una opción complicada, ya que implica muchos sacrificios a distintos niveles, pero no se trata de algo único de la Egiptología, sino de una transición necesaria en gran parte de disciplinas académicas y científicas. Para ayudar en este salto existen toda una serie de becas destinadas a ayudar en la financiación y organización administrativa de la documentación necesaria para realizar este tipo de estudios. Además, muchas universidades (actualmente todas las que ofrecen programas de doctorado en Egiptología en Estados Unidos) ofrecen financiación a todos los estudiante a los que admiten en sus programas (esto tiene el contrapunto de que las admisiones se suelen limitar a uno o dos estudiantes por año, ya que además han de mantenerse clases reducidas para poder proporcionar una enseñanza de calidad).

A la hora de decidir dónde realizar los estudios de postgrado, uno ha de plantearse una serie de cuestiones:

  • En primer lugar, la lengua en la que se realicen estos estudios, en la que el estudiante deberá tener un nivel similar al bilingüe, ya que deberá atender y participar en clases, redactar trabajos, hacer exámenes, participar en congresos, y redactar finalmente su tesis doctoral, en esa lengua. El conocimiento del idioma se certifica mediante la realización de un examen reglado, que generalmente viene especificado en los requisitos de acceso de cada universidad. 
  • En segundo lugar, los requisitos de entrada para el programa (en Estados Unidos es necesario hacer un examen de acceso a los estudios de doctorado, el GRE, que se debe realizar con antelación al envío de las solicitudes de admisión a las universidades). Hay países en los que los estudios de Egiptología se inician normalmente a nivel de grado, por lo que para hacer un postgrado es necesario tener la titulación de grado en Egiptología, puesto que los conocimientos impartidos en él no se vuelven a impartir en el postgrado. En este caso, se puede considerar la realización del grado, y después del postgrado, aunque esto puede conllevar un mayor periodo de tiempo. 
  • En tercer lugar, según la especialidad que uno quiera realizar, elegirá una universidad u otra, dependiendo del contenido de los programas ofrecidos, así como de los profesores que impartan las clases. Por ello, es interesante que el estudiante se haya familiarizado con las distintas áreas de la Egiptología, así como con los nombres de los investigadores dedicados a ellas, y en qué consiste su trabajo. 

Con respecto al carácter de estos programas de doctorado, en Estados Unidos, por ejemplo, suelen tener una duración de cinco años, con posibilidad de extensión. Pese a que cada universidad tiene su sistema, generalmente durante los tres primeros años se reciben clases intensivas de todas las fases de la lengua egipcia y todas sus escrituras, así como de otras lenguas, historia de Egipto, arte, arqueología, historia del Próximo Oriente, y otros aspectos de la cultura egipcia. Tras completar las clases, el estudiante ha de realizar exámenes de todas estas áreas, incluidas todas las fases de la lengua egipcia, para acceder al nivel de redacción de la tesis doctoral, en el que realiza su propuesta de tesis y se dedica durante el resto del tiempo que le queda a completarla. Muchas universidades no ofrecen la posibilidad de realizar únicamente un máster, sino que los programas de postgrado en Egiptología van orientados al doctorado.

En países europeos el marco de enseñanza en Egiptología está siendo poco a poco adaptado al plan general que se ha implantado también en España, con su sistema de grado, máster y doctorado. Así pues, muchas universidades ofrecen másters en Egiptología, o en aspectos concretos de la Egiptología, así como programas de doctorado.

Dada mi experiencia personal, limito la información principal a Estados Unidos, que es el ámbito que de momento mejor conozco, pero dejo abierta la puerta a sugerencias por parte de egiptólogos que se hayan formado o estén formándose en otros lugares.

4. ACTIVIDAD AUTODIDACTA

Dada la gran cantidad de áreas en las que un egiptólogo ha de formarse, en ocasiones parte de esta formación se puede al menos iniciar de forma autodidacta. El acceso a publicaciones egiptológicas a través de recursos online y de librerías internacionales permite que el estudiante interesado pueda adquirir bibliografía especializada y comenzar a estudiar distintos aspectos del Egipto antiguo por su cuenta. A continuación se recomiendan algunos títulos generales con los que empezar a estudiar:

Allen, J. P. (2010): Middle Egyptian. An Introduction to the Language and Culture of Hieroglyphs, Cambridge: Cambridge Univesity Press. [Uno de los manuales en lengua inglesa para el estudio de la lengua egipcia clásica, el egipcio medio].

Bard, K. A. (2007): An Introduction to the Archaeology of Ancient Egypt, Hoboken, NJ: Wiley-Blackwell. [Estudio general de la arqueología del Egipto antiguo a lo largo de su historia].

Collier, M. y Manley, B. (2007): Introducción a los jeroglíficos egipcios, Madrid: Alianza Editorial. [Excelente introducción al estudio de la lengua egipcia y la escritura jeroglífica, que proporciona una base desde la que acometer el estudio de las gramáticas clásicas].

Robins, G. (2008): The Art of Ancient Egypt, Cambridge, MA: Harvard University Press. [Manual general sobre la evolución del arte egipcio].

Shaw, I. (ed.) (2010): Historia del Antiguo Egipto, Madrid: La Esfera de los Libros. [Manual básico de historia de Egipto utilizado como libro de texto a nivel universitario].

Wilkinson, R. H. (2003): Todos los dioses del Antiguo Egipto, Madrid: Oberón. [Interesante introducción a la religión egipcia y a sus dioses].

5. CONCLUSIONES

El camino expuesto en las líneas anteriores puede parecer largo y difícil. Nadie ha de engañarse, ya que es tanto lo uno como lo otro. No obstante, es también un camino fascinante, que pese a todas las dificultades proporciona una gran satisfacción a quien lo recorre, la satisfacción de poder convertir su pasión en su profesión. La Egiptología es una disciplina puramente vocacional, y al margen de lo dicho anteriormente, los verdaderos requisitos para llegar a ser egiptólogo son grandes dosis de entusiasmo, trabajo duro, y dedicación. La principal recompensa: el poder dedicarse al estudio de una de las civilizaciones más fascinantes que han existido sobre la Tierra.


[Escribí este artículo originalmente como colaboración en la página web de la Comunidad Fan de Indiana Jones en España, y puede consultarse todavía allí también: www.indianajones.es]